Si
seguimos el camino de la ruta de senderismo local, "A Ruta dos Muíños", que recorre una pequeña parte del
ayuntamiento de Rodeiro nos tropezaremos con algunos de los elementos
patrimoniales más interesantes de esta tierra. Uno de ellos es a la que tod@s
aquí conocemos como “A Tulla de Outeiro”, una, aún hermosa, torre recuerdo de otros tiempos. Aunque no tengo datos concretos, se podría datar entre finales de la Edad Media o principios de la Edad Moderna.
El
edificio con unos 5 siglos de vida nació como vivienda. Por aquella época las familias nobles gustaban de levantar estas viviendas con apariencia de torre en sus
dominios, un modelo heredero de las torres-fortaleza medievales. Según las
fuentes documentales, por las tierras del que hoy es nuestro ayuntamiento se
distribuían varias de estas torres viviendas ocupadas por nobles que podían tener cargos en la administración, magistrados o
escribanos, que no siempre eran los dueños sino que las ocupaban como vivienda.
Pues
bien, como vemos su primera misión fue la de hospedar a nobles, uno de ellos fué Rodrigo Fernández Noguerol de una importante familia: los Lemos, y que ostentó el cargo de juez de las tierras de Camba y Rodeiro. Con el paso del tiempo su función fue cambiando adaptándose a los cambios y las
necesidades. Acabaría siendo Tulla, lugar a modo de almacén donde los
campesinos locales acudían a entregar su parte de cosecha y otros bienes, como rentas que debían pagar a los monjes de Oseira. De esta función deriva el apodo
que aún hoy conserva “A Tulla”, y se encuentra en el lugar de Outeiro (Parroquia de Fafián) donde convive con las
demás casas de la aldea y sus escasos vecinos. Otro dato interesante es que se localiza muy próxima a la joya
arqueológica local: la Vilae Romana de Porta de Arcos, a la que ya dediqué un post este blog: [https://isaferb.blogspot.com/2019/02/romanos-no-corazon-do-val-de-camb.html]
Actualmente, si nos
acercamos al lugar lo que nos encontramos es un edificio bastante deteriorado
que, aún orgulloso, se mantiene en pié. En las dos fachadas mejor conservadas
podemos apreciar la calidad de la cantería de los muros y un par de bonitas
ventanas geminadas con su “parladoiro” interior, un elemento que nos invita a
imaginar a las damas de la casa sentadas junto a la ventana charlando o leyendo
aprovechándose de los rayos de sol. También se pueden a preciar aún la escalera de acceso en la que sería la fachada principal, y si miramos al interior de nuevo intuimos a cierta altura en el muro el hueco de lo que podría ser una chimenea. Un lugar lleno de vida en su juventud y su
plenitud, que sirvió como vivienda entre otros usos y en la que, desde hace
décadas, solo mora la maleza que crece sin control en su interior al tiempo que
la hiere de muerte.
“A Tulla de Outeiro” carga con el peso de ser el icono patrimonial de Rodeiro, siempre en el centro de la polémica por su estado de conservación y por quién deberia tomar medidas, propietaria o administración. Pero ni los siglos de historia que lleva acompañándonos, generación tras generación, ni el hecho de haber sido declarada BIC (Bien de Interés Cultural) de forma oficial, han conseguido que propietaria y administración se pongan de acuerdo para consolidar y poner en valor lo que queda de esta hermosa torre que, día tras día, sigue agonizando hacía su trágico final, acabar convertida en un montón de piedras con historia.
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